enero 12, 2008

Mis pies rozando la arena blanquecina de aquella playa desierta. Alzo mi cabeza, para incorporarme, para despertarme y mirar mi alrededor: un campo de flores, de esas que me gustan: las rosas de dos colores; un cielo celeste con nubes de forma de corazones; la brisa perfecta, esa que susurra al oído y acaricia suavemente el rostro; un mar azul profundo, que termina en la eternidad donde se junta con el cielo; increíblemente hay luna, pero no es de noche, sino que está más iluminado que nunca. Siento que ya he estado en este lugar antes, me es familiar el ambiente de tranquilidad, esa paz, esa canción que tararea el mar. Observo con cuidado la arena y veo algo anormal: veo montones, borrones, etc., me acerco, y claro: eran mis palabras que hace años había escrito aquí.

Recuerdo que si estuve en este lugar, y fue esactamente en un momento como éste, cuando de tanto pensamiento, mi subconciente me dejó en un coma largo y dulce. En un momento como este en el que necesito aclarar el mar de pensamientos que tengo, pero ¿son sólo los pensamientos?, mi corazón también está confundido... Visitaré entonces la otra playa color Rosa, donde no existe el mar, sino fotos instantáneas de quien llevo en mi corazón; esa playa en la que dejé mensajes y borrones y montones; esa playa que visito a diario, pero que no me aburro de estar ahí, porque la brisa me canta canciones de amor mientras recuerdo y observo las arenas distintas que tengo en esta playa: hay azules, verdes, rosadas, amarillas, naranjas, etc., recuerdos de personas que me han entregado su cariño...

Vuelvo a la realidad, desperté, suspiro y pienso: "QUE SUEÑO MAS LOCO HE TENIDO HOY"...

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